¡Felices vacaciones! Hay que Encontrar Tiempo para Relajarse, Recargarse, y Saborear la Vida

by Eva Fernández

En un viaje reciente a mi ciudad de nacimiento, Madrid, durante el mes de agosto, era evidente por todas partes que los españoles se toman las vacaciones con mucha seriedad.  Este es el mes durante el cual esta animadísima ciudad se vuelve perezosa, mientras que los madrileños escapan del calor (y dejan atrás sus responsabilidades cotidianas) para poder volver en septiembre refrescados y renovados.  Las calles se vacían, las tiendas y los restaurantes se cierran, indicando con rótulos, sin ningún remordimiento (e incluso celebrando) que se han ido de vacaciones.[1]

Llevo ya casi dos décadas trabajando en posiciones de administración en universidades estadounidenses, y en este sector se trabaja todo el año (sí, contrario a lo que se cree popularmente, no cerramos en julio y agosto).  De hecho, algunas posiciones tienen responsabilidades todos los días y a todas horas, incluso durante los meses de verano, a pesar de que casi todos los alumnos están fuera y el personal docente está ocupado con sus responsabilidades de investigación.

A lo largo de los años he visto muy de cerca los efectos negativos que el trabajo sin parar tiene sobre las personas que hacen que funcione la institución: los empleados de 12 meses que trabajan durante todo el año, así como los profesores que constantemente están escribiendo o preparando solicitudes para becas cuando no están en el aula de clases.  Habiendo visto estos efectos negativos, me esfuerzo en fomentar (así como modelar) buenas costumbres en relación a las vacaciones.  Mi mejor inspiración viene de un amigo que, al comenzar enero todos los años, le ofrecía a su supervisor una lista de las fechas que iba a viajar en los próximos 12 meses.  Mi amigo ocupaba una posición de vicepresidente, con enormes responsabilidades, pero sabía muy bien delegar sus responsabilidades y cerciorarse que todo iba a estar bien cuidado mientras él estuviera fuera de la oficina.  Esto le ayudaba a desconectarse, y a la vez tenía el gran beneficio de otorgar sentido de autoridad a sus reportes directos mientras él estaba indisponible.

Desafortunadamente, esta filosofía es poco común.  Por lo contrario, lo que vemos en las universidades (y en otros sectores) es que muchas personas pierden días pagados de vacaciones, porque no logran encontrar cómo tomárselos.  ¿Cómo puede ser que casi la mitad de los trabajadores en EEUU se toman menos días de vacaciones que los que ofrece su empresa?  Piensan quizá que se atrasarán con sus responsabilidades, o que sus compañeros sufrirían en su ausencia, o incluso que su ausencia podría dañar sus posibilidades para adelantar en la empresa—inquietudes muy legítimas.

La verdad es que hay muchas investigaciones que sugieren que debemos normalizar el tiempo fuera de la oficina.  Las personas que toman vacaciones exhiben mejor bienestar y se sienten más satisfechos con sus vidas, así como muestran más creatividad y tienen mejor rendimiento laboral.

Como supervisor juegas un papel esencial en ayudar a tu equipo a elaborar estrategias para utilizar sus vacaciones.  Puedes estandardizar lo que hacía mi amigo, requiriendo que tus empleados provean sus planes por adelantado, aunque es posible que esta táctica no funcione para todos.  Si tu empresa tiene funciones que necesitan cobertura durante todo el año, tu equipo puede confeccionar un calendario escalonado, para asegurar que siempre hay alguien para cubrir esas funciones esenciales pero también ofreciendo la oportunidad a todos a tomar su tiempo fuera de la oficina.  Esta forma de escalonar las vacaciones, según mi experiencia, es una buena manera de fomentar entrenamiento mútuo y ayuda al equipo a aprender a contar con la colaboración de los compañeros sin sentirse culpable.

A lo mejor tienes suficiente flexibilidad como para emular a los españoles en agosto: puedes tratar de coordinar que todo el equipo se tome una o dos semanas a la vez.  En este caso deberás elegir un momento adecuado, y dejar que todos los clientes sepan que no estarás disponible.  Pero para que esta estrategia funcione bien no deberás tener expectativas de tu equipo durante este periodo: no fijes fechas límite que requieran que tus empleados trabajen remotamente durante sus vacaciones, no mandes correos electrónicos durante su tiempo fuera de la oficina.

He visto directamente la productividad que surge en mi equipo cuando vuelven de unas buenas vacaciones.  Es como si el tiempo en la playa, la montaña, el museo, o mismamente en casa les despeja la mente y les ofrece perspicacia y energía para su trabajo.  No hay una receta singular para cómo tu empresa debe fomentar buenas costumbres en relación a las vacaciones, pero lo que sí que está claro es tus empleados, tu empresa (¡y tú!) dependen de tiempo de descanso para el bienestar y la productividad, así que busca la manera de establecer una estrategia.  ¡Felices vacaciones!

 

[1] El reglamento nacional en España requiere que los trabajadores disfruten de 23 días laborables ó 30 días naturales de vacaciones por año.