Un Emprendedor Latino con una Visión
El emprendedor latino John Cueva es pionero en tecnología holográfica.
Siendo un recién graduado en la universidad, John Cueva, como emprendedor latino, evitó la ruta preferida de la mayoría de sus compañeros graduados en Física, al optar por los vaivenes del sector privado en vez de por la seguridad que ofrecía la escuela de posgrado.
Años después, como emprendedor emergente, se encargó de navegar por el mundo laberíntico de la contratación pública, sorteando la vasta red de consultores que pedían tarifas considerables por guiar a las empresas en el a menudo largo proceso de las contrataciones federales.
Cueva había elegido nuevamente el camino menos transitado, aunque atribuye su éxito a algo mucho más básico. «Tienes que estar dispuesto a trabajar duro. Eso es a lo que se reduce», dice Cueva, quien hoy ejerce de gestor de programa sénior en Gentex Corporation, la empresa de electrónica de alta tecnología que adquirió a su firma Holographic Optics en 2008.
Nacido en Queens, Nueva York, de inmigrantes ecuatorianos, el padre de Cueva era un emprendedor latino que creó una empresa de encordado de raquetas de tenis que asistía a tenistas profesionales. John trabajó para su padre al tiempo que crecía y obtuvo dos licenciaturas en Física y Matemáticas por la Universidad Wagner, Staten Island, antes de tomar la decisión clave de renunciar a la escuela de posgrado y, en su lugar, aceptar un puesto en Farrand Optical de Valhalla, Nueva York.
«Normalmente, los graduados en Física van a la escuela de posgrado para decidirse por una especialidad», señala. «Es un campo de estudio muy general a nivel de licenciatura. Lo habitual es que uno se especialice después. Pero decidí conseguir un trabajo porque tenía una deuda estudiantil significativa».
En Farrand, Cueva comenzó el trabajo que definiría su carrera: explorar los límites de los elementos ópticos holográficos, especialmente sus aplicaciones militares como sustitutos de las ópticas convencionales.
La mayoría de la gente asocia hologramas con ciencia ficción y con el efecto visual moderadamente curioso que encontramos en tarjetas de crédito y similares. La investigación de Cueva en Farrand buscaba expandir sus usos a la aviación militar, un trabajo experimental que ocuparía la totalidad de los 5 años que pasó en la empresa.
Farrand ofreció mucho más que oportunidades profesionales. Creada en los años 30 como fabricante de ópticas de precisión y ensamblajes ópticos, el hijo del fundador, con una afición seria al tenis, dirigía la empresa a mediados de los años 80.
«La empresa no contaba con mucha gente joven, y el presidente era un fanático tremendo del tenis», recuerda Cueva. Me pedía que jugáramos al tenis durante una hora o dos, normalmente a la hora de comer. La empresa llegó a contratar a un instructor de tenis de Scarsdale para que entrenara a los empleados-
El trabajo casi tenía una onda universitaria. Era un sitio divertido en el que trabajar.
Una demanda efectuada por un contratista militar terminó con la empresa en 1989, impulsando a Cueva y a otro empleado de Farrand a lanzar Holographic Optics. Al principio, establecieron la tienda en el sótano bajo de Farrand, llevando a cabo trabajos pequeños y aburridos antes de lograr un contrato militar para un visor láser de protección ocular (LEP).
Aunque en un principio no lo parecía, ese contrato resultó ser un hito importante para Cueva y la empresa joven.
«El primer paso a la hora de lanzar un contrato de ese tipo es una descripción detallada del producto de manera que el ejército pueda examinar la idea o propuesta», dice. «En la mayor parte de los casos es como una feria de ciencia en la que compites contra otra gente muy brillante con ideas muy innovadoras en tecnologías de última revolución».
A pesar de los múltiples desafíos tecnológicos, Cueva y su colega fueron rápidos a la hora de lograr progresos significativos en el concepto del visor LEP. La marina respondió aumentando su compromiso con el proyecto a 2 millones de dólares, permitiendo que Holographic Optics cambiara su local en Valhalla por unas instalaciones de 10.000 pies cuadrados en Millwood, Nueva York.
«Compartir un edificio con grandes corporaciones que desechaban equipo utilizable fue fundamental para el crecimiento de la instalación. Ponían cosas en un contenedor y nosotros íbamos a cogerlas por la noche, como un equipo de operaciones especiales», dice Cueva. «Construimos la empresa de ese modo, con ingenio y equipo de segunda y tercera mano».
Gracias a una relación contractual exitosa con el Centro de Guerra Aérea Naval, Holographic Optics pudo situarse en ingeniería avanzada y desarrollo, demostrando que el visor LEP podía fabricarse antes de lograr un contrato inicial de producción baja de la marina estadounidense.
A continuación, Holgraphic Optics se asociaría con Gentex y fabricaría el visor LEP láser policarbonado más complejo que se había producido en grandes cantidades.
Después de que Cueva pusiera Holographic Optics a la venta, las dos compañías se fusionaron permanentemente. Hoy, supervisa a un equipo de 12 en Gentex, un distribuidor global de protección personal y productos de conciencia situacional, encargándose de toda la parte del negocio relacionada con protección ocular láser avanzada.
Aunque no puede hablar sobre el visor LEP en profundidad debido a que tiene estatus de tecnología clasificada, Cueva dice que su trabajo ha desarrollado aplicaciones que van más allá de necesidades militares tácticas, incluyendo usos en aviación comercial y cumplimiento de la ley civil.
Mirando atrás a su carrera, está claro que la voluntad de Cueva ha sido tan importante como su visión tecnológica. Cuando llegó la hora de meterse en contratación gubernamental, por ejemplo, se adentró en el mundo de los manuales de procedimientos de adquisición masivos y a veces tediosos de las Regulaciones de Adquisición Federal para meter el pie en ese sector del mercado.
«No teníamos los recursos para buscar y contratar especialistas», explica. «En vez de eso, tomamos el camino anticuado y simplemente lo hicimos nosotros mismos».
Tiene la misma actitud respecto a ser un emprendedor latino y a su etnia. «Imagino que puedes decir que soy el típico latino de segunda generación. Pero, francamente, nunca he pensado en mí como en latino. Me veo nada más y nada menos como un americano trabajador».
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